El Gobierno de Venezuela, liderado por Nicolás Maduro, ha expulsado al canal alemán Deustche Welle de todas las compañías de cable del país. La acusación es la “difusión de contenido y promoción de propaganda de odio” contra la nación.
La medida se produce después de que Deustche Welle publicara en redes sociales un informe de Transparencia Internacional que sitúa a Venezuela como el segundo país más corrupto del mundo. El periodista Ernesto Fuenmayor, en un vídeo de dos minutos, describió a Venezuela como un “estado mafioso” y aludió a la existencia del Cartel de los Soles.
Freddy Ñáñez, ministro de Comunicación e Información, respondió en su cuenta de X, criticando a DW por “difamar y propagar odio contra Venezuela” y acusándola de encubrir el genocidio en Gaza. Maduro, en su programa de televisión, calificó a la televisora de “nazi” y acusó a los medios internacionales de llevar a cabo una campaña contra Venezuela.
Esta no es la primera vez que el Gobierno de Venezuela tiene conflictos con medios internacionales. CNN en español, RCN y Caracol Radio, críticos con el chavismo, también fueron expulsados hace años.
El Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela ha protestado contra la medida, afirmando que “sin prensa libre, hay dictadura” y que “la censura es otro atentado contra la libertad de expresión”. Según la ONG Espacio Público, entre 2003 y 2022, se cerraron 285 emisoras de radio.
En el contexto internacional, las autoridades han detenido a opositores y activistas, incluyendo a la experta en seguridad Rocío San Miguel. Además, el Gobierno se niega a admitir la participación de la principal opositora, María Corina Machado, en las elecciones presidenciales de este año.