Hoy, 25 de noviembre, se conmemora un día de suma importancia en la lucha por los derechos humanos: el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Esta fecha, establecida por la ONU hace 24 años, tiene como objetivo visibilizar una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo.
Según la ONU, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida. La violencia de género tiene un alto costo humano, social y económico, que impide el desarrollo sostenible, la paz y la democracia.
Frente a esta realidad, no podemos quedarnos indiferentes ni callados. Es imprescindible que nos solidaricemos para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas, desde los gobiernos, las organizaciones internacionales, las ONG, los medios de comunicación, el sector privado, hasta las comunidades y las personas.
Es imprescindible que nos solidaricemos para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas
Es urgente que se pongan en marcha políticas, programas y servicios que prevengan, protejan y apoyen a las víctimas, que sancionen a los agresores y que promuevan una cultura de respeto y no violencia.
Es fundamental que se destine más recursos a la educación, la salud, la justicia, la seguridad y la participación de las mujeres y las niñas, que son agentes clave para el cambio.
Es indispensable que se aprecie y se celebre el aporte de las mujeres y las niñas a la sociedad, que se respeten sus derechos y se garantice su plena igualdad.
No más tolerancia, justificación y normalización de la violencia de género.
No más invisibilización, estigmatización y culpabilización de las víctimas.
No más negación, minimización y encubrimiento de la violencia de género.
Cada acto de violencia contra una mujer es un golpe a la armonía de nuestra sociedad. No podemos permitir que la mitad de la humanidad viva en constante temor. Este día nos recuerda que cada mujer merece respeto y seguridad. La lucha contra la violencia de género es responsabilidad de todos.
¡No hay excusa!
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